Todo lo que me pediste: una noche, terreno desolado, el frío acompañando
el terror que cada vez se hace más palpable, un par de estrellas que adornan el
panorama y solo la luna de expectante.
Ahora mi amor. ¿Estás lista?
No importa cómo llegamos a este punto, tampoco nuestra trayectoria de
que tanto esfuerzo le costó a nuestros corazones, ni siquiera el amor que
logramos sentir en nuestras manos que ahora son manchadas con el gris de las
armas que empuñamos.
Nada de eso importa porque está noche, para amar u odiar, seremos
completamente desconocidos. Sin un nombre, sin un ayer y sin minutos por
contar.
Quizá no
los minutos, pero los pasos si los tenemos que contar si queremos terminar lo
antes posible. Hemos acordado tan solo 100 pasos.
Nos
posicionaremos en el mismo punto que fue testigo de aquel primer beso y
empezaremos a desplazarnos al instante acabado el que, quizá, sea el último.
Sé que siempre tuve alguna idea de lo que pasaba por tu mente y muchas
veces estuve en lo cierto; pero a estas alturas del dilema, solo atino a mirar
tus ojos en mis ojos y ver que nos despedimos ambos con una lágrima que pronto
se ahogará en el suelo púes nos toca dar media vuelta, empuñar nuestras armas y
empezar a avanzar con cada paso a la par de cada número contado.
Uno, dos... espero no acobardarme... tres, cuatro, cinco... espero que
tu no te acobardes... seis, siete, ocho, nueve... ¿es necesario todo esto? ¿a
qué punto hemos llegado?... diez, once, doce y todo el aire que faltaba hace
unos minutos, choca con nuestros rostros y permanecemos estáticos un momento;
pero respiro y sigo mi camino, cuento y solo olvido.
Treinta, treinta y uno... mis pies no se han dado cuenta del viaje y mi
mente solo existían números y así debe seguir siéndolo, hasta el final.
Ochenta, ochenta y uno, ochenta y dos... queda poco para acabar pero he
avanzado tanto que existe la suficiente distancia como para disolver recuerdos
tormentosos,. Lo intento y no puedo. Solo sigo contando
Noventa y cinco, noventa y seis… mí mente se quiebra, sabe que solo
estoy a pasos y a instantes del que podría ser nuestro final.
Noventa y siete, noventa y ocho... que gane el mejor y que nuestra
voluntad no se pierda. Cada quien dará lo mejor de sí.
Noventa y nueve... Dios, solo tu sabes cuánto la amo y la amaré... CIEN.
Giro lo más rápido que puedo, la miró. Ella sigue caminando... Ella no
se detiene... Ella se está marchando
Mi piel
se estremece, mis rodillas ceden y me desplomo hacia el piso para buscar
consuelo o para encontrar algo de sentido a lo que he visto y sigo viendo.
Empiezan a brotar lágrimas con sentimientos que nunca había sentido, como si
ellas pudiesen explicarme lo sucedido.
Es
entonces dónde logro ver un objeto a unos 100 pasos de mí, limpio mis ojos y
voy hacia él lo más rápido posible. Llegó y me sorprendo, es su arma enrollada
en el cañón con una nota que no dudo en abrir y leer…
...Prefiero que alguien más pinte tu sangre con amor, a que termine en
el suelo y se tiña de dolor.