-¿y que paso? ¿que hiciste luego de que saliste tras ella?- dijo Ricardo, uno de los amigos de Estefan, quien era el que más atención había prestado al relato.
-Tranquilo hombre, que ahora es un gran momento para una pausa, tomar un reposo e ir hacia el sanitario.
-No puedes dejarnos así, ven aquí y sigue contando tu historia, que se esta poniendo buena- dijo nuevamente su amigo Ricardo- Siempre las cosas se hacen como tu quieres.
Esa frase, esa sucesión de palabras que no había escuchado hace ya 5 años, palabras que no pensaba volver a escuchar en tal secuencia y que nuevamente desequilibran su mundo; aunque el solo atine a respirar profundo, hacer como si nada hubiera pasado y seguir su camino hacia el baño.
Esa frase, esa sucesión de palabras que no había escuchado hace ya 5 años, palabras que no pensaba volver a escuchar en tal secuencia y que nuevamente desequilibran su mundo; aunque el solo atine a respirar profundo, hacer como si nada hubiera pasado y seguir su camino hacia el baño.
-Ya regreso, dijo Estefan, ustedes sigan bebiendo, mientras yo me refresco un momento-
Estefan en el camino pensaba lo que había sucedido hace instantes. Recordó que había salido triunfador al dejar con la intriga a sus amigos, porque su historia es muy buena y los mantiene atentos; aunque también le duele, pues todo lo que había relatado, pasó el realidad
Le ha dolido bastante las palabras que dijo Ricardo, no porque esa haya sido su intención, sino por traer nuevamente los recuerdos de esa persona que en su momento lo dijo, las circunstancias son distintas; pero duele de igual manera
Al salir del baño, tuvo que volver a disfrazar su rostro y esconder ese dolor que, aunque momentáneo, hizo desvanecer su realidad por un instante.
-Bueno, continuamos, donde me quede?
-Por fin, tardas igual que quinceañera, pero bueno. Te quedaste en que ibas a por ella saliendo del café.
-Uffffffff veamos...
-Pues, te fuiste de una manera inusual y yo te seguí, pero no sé la razón por la que lo he hecho.
-Entonces vete, apenas te conozco y se ve raro que me sigas, la gente podría pensar mal.
-La gente puede decir lo que quiera, a mi no me importa
-Pues a mi sí, me afecta bastante- lo dijo con tal tristeza que casi se abre mi corazón
-No sé nota, por lo que vi en el café- sé que no debí decir eso, me retracte muy tarde.
-Sé lo que quieres decir y tienes toda razón en juzgarme de tal manera.- no era la respuesta que esperaba, me tranquilice por un momento pero la misma tristeza la seguía rodeando y poco a poco me iba siendo parte de la misma.
No atiné a contestar por lo que el silencio se hizo notorio, parecía durar una eternidad, como si ambos hubiéramos pactado una guerra fría a tan pocos centímetros que nos separaban.
Al cabo de un rato la escuche suspirar, parecía el inicio de una tregua que esperaba mucho porque su silencio me afecto demasiado.
-Es difícil, ¿sabes?- lo dijo con mucha tranquilidad, tranquilidad que a mí me faltaba
-Debe de serlo, pero igual no soy quien para juzgarte.
Y es así como volvió el silencio, pero resistí a la idea de volver a pasar otro momento de incomodidad así que le dije:
-Por cierto, soy Estefan.
-Romina, mi nombre reales Romina, no es el que viste en la tarjeta.
-Lo supuse, mucho gusto Romina
-Igualmente Estefan
-Sabes, esta es la forma más inusual con la que me he presentado, mayormente digo mi nombre antes de armar tremendo alboroto.
-jajajaja igual yo- luego se tanto drama, por fin la vi reír.
-Te hice pasar un mal rato, perdóname, ¿como puedo compensarte?
-No es necesario, no tienes porque disculparte y mucho menos compensarme
-No te libraras de mi si no dejas que te invite algo.
-Jajaja, ¿enserio? bueno entonces vamos.
-Vale, ¿Que es lo que deseas?
-Cualquier cosa, menos café jajaja.
La tomé de la mano para levantarla de aquel viejo asiento y partir al restaurante más cercano.
Por fin la luna amarga, se torno dulce al bañar de luz su rostro, luego de tanto dramatismo por fin es notoria la paz y sentí como Romina, yo y la noche, nos volvíamos uno.
Estefan en el camino pensaba lo que había sucedido hace instantes. Recordó que había salido triunfador al dejar con la intriga a sus amigos, porque su historia es muy buena y los mantiene atentos; aunque también le duele, pues todo lo que había relatado, pasó el realidad
Le ha dolido bastante las palabras que dijo Ricardo, no porque esa haya sido su intención, sino por traer nuevamente los recuerdos de esa persona que en su momento lo dijo, las circunstancias son distintas; pero duele de igual manera
Al salir del baño, tuvo que volver a disfrazar su rostro y esconder ese dolor que, aunque momentáneo, hizo desvanecer su realidad por un instante.
-Bueno, continuamos, donde me quede?
-Por fin, tardas igual que quinceañera, pero bueno. Te quedaste en que ibas a por ella saliendo del café.
-Uffffffff veamos...
-
¿Recordaran aquel viento traicionero que me aviso de su llegada al café? Bueno. nuevamente apareció y fue el quien me guió a ella, pues su perfume y el vendaval se volvieron cómplices en mi búsqueda llevándome al viejo paradero de autobús.
Mis temblaban, mi piel permanecía caliente, el corazón bailaba en mi pecho, simplemente mi cuerpo no estaba acorde al ambiente. Aún así, algo más, no sé que en realidad, era más fuerte que yo y me hacia mantenerme firme en mi decisión de ir hacia ella.
Apenas me vio al lado suyo, volteó la cabeza hacia el lado contrario diciéndome:
-¿Qué haces aquí?
-La verdad, no lo sé
-¿Como no lo vas a saber? ¿Que te trajo hasta aquí?
-¿Como no lo vas a saber? ¿Que te trajo hasta aquí?
-Pues, te fuiste de una manera inusual y yo te seguí, pero no sé la razón por la que lo he hecho.
-Entonces vete, apenas te conozco y se ve raro que me sigas, la gente podría pensar mal.
-La gente puede decir lo que quiera, a mi no me importa
-Pues a mi sí, me afecta bastante- lo dijo con tal tristeza que casi se abre mi corazón
-No sé nota, por lo que vi en el café- sé que no debí decir eso, me retracte muy tarde.
-Sé lo que quieres decir y tienes toda razón en juzgarme de tal manera.- no era la respuesta que esperaba, me tranquilice por un momento pero la misma tristeza la seguía rodeando y poco a poco me iba siendo parte de la misma.
No atiné a contestar por lo que el silencio se hizo notorio, parecía durar una eternidad, como si ambos hubiéramos pactado una guerra fría a tan pocos centímetros que nos separaban.
Al cabo de un rato la escuche suspirar, parecía el inicio de una tregua que esperaba mucho porque su silencio me afecto demasiado.
-Es difícil, ¿sabes?- lo dijo con mucha tranquilidad, tranquilidad que a mí me faltaba
-Debe de serlo, pero igual no soy quien para juzgarte.
Y es así como volvió el silencio, pero resistí a la idea de volver a pasar otro momento de incomodidad así que le dije:
-Por cierto, soy Estefan.
-Romina, mi nombre reales Romina, no es el que viste en la tarjeta.
-Lo supuse, mucho gusto Romina
-Igualmente Estefan
-Sabes, esta es la forma más inusual con la que me he presentado, mayormente digo mi nombre antes de armar tremendo alboroto.
-jajajaja igual yo- luego se tanto drama, por fin la vi reír.
-Te hice pasar un mal rato, perdóname, ¿como puedo compensarte?
-No es necesario, no tienes porque disculparte y mucho menos compensarme
-No te libraras de mi si no dejas que te invite algo.
-Jajaja, ¿enserio? bueno entonces vamos.
-Vale, ¿Que es lo que deseas?
-Cualquier cosa, menos café jajaja.
La tomé de la mano para levantarla de aquel viejo asiento y partir al restaurante más cercano.
Por fin la luna amarga, se torno dulce al bañar de luz su rostro, luego de tanto dramatismo por fin es notoria la paz y sentí como Romina, yo y la noche, nos volvíamos uno.
Continuara
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